sábado, 21 de diciembre de 2013

SOPA DE AJO





Desde pequeña me ha gustado esta sopa, pero nunca imaginé fuera tan fácil y con tan pocos ingredientes. El día que mi madre me enseñó a hacerla no podía creer que no llevara nada más que esos ingredientes. Es una sopa ligera pero a la vez muy reconstituyente para esos días de frío.


Pan duro a trocitos
1 Cabeza de ajos con su piel cortados en dos o con un golpe.
3 Cucharadas soperas de aceite de oliva
1 huevo batido
750 ml de agua
Sal al gusto
Una pizca de colorante alimentario



En una olla ponemos a calentar el aceite a fuego fuerte.

En cuanto esté caliente echamos los ajos y damos unas vueltas.

Ponemos el pan y lo vamos moviendo bien.

El truco es que tomen un poco de color y algún pedacito coja ese color oscuro, como en la foto.




Ponemos el agua, la sal y el colorante y lo tenemos hirviendo unos 15 minutos.



 Tras ese tiempo apagamos el fuego y  ponemos el huevo batido. Lo movemos para que quede hilado.





Ya podemos servirla bien caliente.





Disfrutarla.










2 comentarios:

  1. Mi madre nos preparaba sopa de ajo de vez en cuando, nada más barato y sabroso. Una variante era la sopa de tomillo (farigola) si estabamos malos. A mí me encanta, incluso sin el huevo. Sin embargo, mis hijos no la aprecian tanto como yo y por eso ha quedado en desuso. Verla en tu blog me ha traido buenos recuerdos. ¡Gracias!

    ResponderEliminar
  2. Jajaja...A mi me pasa lo mismo, pero me la hago para mi y disfruto como una enana...es increíble como puede estar tan rica con ingredientes tan humildes....

    ResponderEliminar